Récord y manita de España en La Rosaleda

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España cerró la fase de grupos de la Nations League con una trabajada victoria ante Suecia (5-3) que mostró las dos caras de una selección que acabará el curso como la mejor del ranking FIFA. La primera parte reflejó un equipo inconexo, inoperante y carente de ideas que fue a remolque en todo momento, pero la segunda parte se activó el modo campeonas del mundo para firmar una remontada épica y justificar la estrella que lucen en el pecho.

España salió al verde de La Rosaleda con la caraja y encajó un gol a los cuarenta segundos. Un córner botado desde el perfil zurdo y prolongado en el primer palo dio pie a que Olme metiera el cuero en la jaula. Le costó despertar al equipo dirigido por una Tomé que hizo tres cambios respecto a la derrota en Pasarón ante Italia y que se desgañitó en la banda intentando que su mensaje calara. Un latigazo de Olga que se estrelló en el larguero despertó a las locales, que consiguieron el empate poco después tras un centro de la sevillana cabeceado por Salma al fondo de las mallas. La alegría apenas duró tres minutos, pues un nuevo desajuste defensivo dio pie a que Asllani se plantara sola ante Misa y la batiera con una picadita.

España se vio obligada a subir la intensidad y por momentos logró embotellar a Suecia en su propio área, pero fue incapaz de romper el muro sueco. Y cada vez que las nórdicas pasaban del medio del campo… ¡Zas! Fue Blackstenius quien, llegada al media hora de juego, ampliaba la renta al empujar a la finiquitar en área chica una jugada personal de Kaneryd que dejaba muy a las claras la fragilidad defensiva de nuestra selección. La profundidad de la herida pudo ser aún mayor, pero un vuelo sin motor de Misa desvió un misil de Angeldal que se colaba por la escuadra. Sólo Salma, que lo intentó de todas las formas, parecía estar enchufada en los últimos metros. Y no era suficiente.

Tomé dejó en el banquillo a Ivana, señalada por los errores defensivos. La reanudación volvió a dar pie al tiovivo de emociones y se pasó de la angustia, al ver cómo Sembrant estrellaba el balón en el larguero tras otra pelea ganada por Kaneryd en línea de fondo, al tanto de Athenea, que aprovechaba un centro al área de Olga para anotar por tercer partido consecutivo.

El gol sirvió para meter a España en el partido. Ayudó también la oxigenación con los cambios y el conformismo de una Suecia que perdió el balón como referencia y desapareció de la ecuación. Lo malo de ofrecer tanta ventaja es que siempre cuesta más nadar a contracorriente y la única manera de hacerlo es ofreciendo tu mejor versión. La misma que mostraron las campeonas del mundo en el segundo acto.

Falk salvó a las suyas en una buena jugada colectiva que acabó con asistencia de Bonmatí y remate a bocajarro de Fiamma, pero no pudo hacer nada en el derechazo de Mariona desde dentro del área, aprovechando un balón muerto, e igualando justamente la balanza. El empate no era premio suficiente y España siguió empujando. Fiamma culminó la remontada resolviendo un pase de Salma con una vaselina ante la meta rival y Mariona puso la guinda al pastel en pleno jolgorio resolviendo una contra en el último minuto.

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