@JuanjeFernandez || La victoria en Tarragona ha servido para calmar algo los ánimos por La Rosaleda. El juego del equipo ofreció las mismas dudas de siempre, pero los tres puntos sirven de tirita para curar el mal momento que atraviesan los blanquiazules. Los de Muñiz se fueron al descanso sin haber disparado entre los tres palos, sufrieron varias llegadas en el primer tiempo que casi le cuestan un disgusto a Kieszek y no marcaron, con un lanzamiento de rebote, hasta los minutos finales del partido. Un guion prácticamente calcado al de otros batacazos lejos de Martiricos como la derrota en Extremadura o los recientes pinchazos en Córdoba y Soria.
Pero los tres puntos maquillan el mes sin ganar que llevaban los boquerones. La victoria es balsámica y sirve para que la confianza interna en el club sobre las posibilidades del ascenso se hayan mantenido intactas o incluso hayan crecido. "Tenemos la costumbre de ver lo malo, en general en esta ciudad. Hay muchas cosas buenas por el camino, se están consiguiendo cosas y el Málaga está compitiendo bien”, lanzaba Muñiz al aire cuando era cuestionado en la sala de prensa del Nou Estadi por el racano juego de sus hombres.
Pero a pesar de todo se puede sacar alguna conclusión positiva. El equipo volvió a ser capaz de no encajar gol sumando una segunda parte en la que el rival no fue capaz de tirar a la puerta del meta polaco. El gol de Pacheco podría dar un pequeño subidón al jugador de Pizarra, inédito hasta la fecha. Además se suman los pinchazos de Granada y Osasuna. Un soplo de aire fresco que ahora debería tener algo de continuidad en el partido ante el Sporting del próximo viernes. Un encuentro para medir si la victoria ha sido ‘pan para hoy y hambre para mañana’.
