VIERNES SANTO Y SANTO VÍCTOR (1-4)

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El Málaga celebra la victoria // LaLiga

@Danielnz97 || El partido de las primeras veces. En Santo Domingo, porque nunca había jugado allí el Málaga; un Viernes Santo por lo que ahora llaman el fútbol moderno; y con Víctor Sánchez del Amo tras la destitución de Juan Ramón López Muñiz. Los estrenos pueden ser mejores o peores, pero siempre son diferentes. Y así fue. La llegada del entrenador madrileño aportó luz y permitió ver, por primera vez desde 2012, cuatro goles a domicilio a favor de los blanquiazules, que se divirtieron y se dieron un festín con solo siete minutos de pausa -más el cuarto de hora que dura el descanso-. Lo que aguantó el 1-2 en el marcador. Porque a partir de ahí no hubo nada más que contar, más allá del tanto de falta directo de Ontiveros a 20 minutos del final.

 

Desde que el colegiado Ais Reig hizo sonar el silbato se vio a un Málaga barnizado de frescura. La mano de Víctor se notó, no solo en la entrada de Lombán y Renato en el once inicial (ambos con una notable o incluso sobresaliente actuación) o en la convocatoria de Miguel Torres, sino en la nueva versión de un equipo con otro aroma. El rejuvenecimiento permitió ver a Keidi Bare mucho más tranquilo y relajado, como principal enlace entre la defensa y la línea más adelantada, formada por N’Diaye y Adrián. Al albanés se le vio mucho más suelto. La consigna era clara: no sortear balones e intentar jugar siempre y cuando fuese posible. Santo Domingo dio pie a ello porque el césped, fruto de la lluvia que arruinó una pequeña fiesta a modo de previa que los alfareros habían organizado (con merchandaising a precios populares, dj y, entre otras cosas, actividades), estaba rápido.

 

Ya había corrido en alguna que otra ocasión Renato por la derecha. Su esfuerzo en una presión fue el precedente para que la bola acabase, tras una buena jugada, en el lado opuesto, el ocupado por Ontiveros. Se atrevió y puso un centro que acabó en córner. Avisaban ya los blanquiazules. Hasta que en el minuto 12 le volvió a llegar el balón al marbellí. Ricca dobló, pero fue ignorado. El extremo tiró por dentro y se sacó un zapatazo que, ayudado por el bote, acabó en la red de la portería alfarera. El éxtasis de los jugadores contrastaba con la tranquilidad y la prudencia de Víctor Sánchez del Amo. Bajaron las pulsaciones de los visitantes -y del partido en general-. El resultado dio calma a un equipo que empezaba a acostumbrarse ya a ir por debajo en el marcador desde la primera mitad.

 

Un balón muerto en el área que cazó Adrián puso el 0-2. Octavo tanto para el madrileño, que mostró su cara más alegre en Santo Domingo y se colocó así, de nuevo, -junto con Blanco Leschuk- en el máximo anotador del equipo. Y a partir de ahí, dominio atronador e incesante del conjunto del sur. Dueños del partido, sin prisas, los de Víctor dieron señas de control y consistencia tras la ventaja de dos tantos. Casi sin opciones -sobre todo por las sensaciones- parecía llegar al descanso el Alcorcón. Perdonó Javi Ontiveros el tercero. Recibió dentro del área. La paró. Dani salió a bocajarro y sacó una mano prodigiosa para que Laure, que no pasó una buena noche, no tuviera que intervenir bajo la línea para salvar el de la sentencia. Pero casi en la jugada posterior, en una acción aislada, N’Diaye sacó el codo a pasear y a procesionar y provocó un penalti que Juan Muñoz tiró y que Munir no pudo parar.

 

Se animó el Alcorcón. Salió con las aspiraciones de remontar el choque. Así se mostraron los de Parralo durante siete minutos. Pero Renato Santos arruinó las ilusiones de los pocos aficionados (1.607) que se desplazaron hacia Santo Domingo en una noche lluviosa y fría. Asistido por Leschuk, el portugués se plantó solo ante Dani Jiménez, al que superó con una delicada y sublime vaselina, como la que intentó Ontiveros en la primera mitad, aunque en circunstancias algo diferentes, para poner el tercero y reventar el partido pese al gol desde la pena máxima del exsevillista Muñoz. Aquel 1-2 ya olvidado y obsoleto pareció avivar la llama de un encuentro que murió definitivamente poco después cuando Ontiveros clavó, de falta directa, con la ayuda del meta alfarero y gracias a una curva magistral, el cuarto -por primera vez en toda la temporada- y definitivo en el 71’ (1-4).

 

ALCORCÓN: Dani Jiménez; Laure, Rodas, David Fernández, Bellvis; Sangalli, Boateng, Toribio (Elgezabal, min. 17'), Borja Galán; Juan Muñoz, Víctor Casadesús (Sandaza, min. 64')

 

MÁLAGA: Munir; Cifuentes, Lombán, Pau Torres, Ricca; Ontiveros, N'Diaye, Keidi Bare (Lacen, min. 75'), Renato (Alejo, min. 71'); Adrián (Mula, min. 86'), Blanco Leschuk

 

GOLES: Ontiveros (0-1), Adrián (0-2), Juan Muñoz (1-2), Renato Santos (1-3) y Ontiveros (1-4)