DEL BARCELÓ SANCTI PETRI A LA REALIDAD AUSTRALIANA

En tierras gaditanas están los mejores ejemplos de adónde pueden llevar reiteradas malas gestiones económico-deportivas a un club. El histórico Cádiz, pese a que la pasada temporada mereció el ansiado ascenso, lleva casi dos décadas en el pozo de la Segunda División B, sufriendo todos los avatares y desatinos posibles e impensables para un club y una afición de esta categoría.

Tener tan cerca los errores gaditanos por querer vivir por encima de sus posibilidades debería hacernos reflexionar en Málaga a todos: afición, medios de comunicación, instituciones, etc.

Lamentablemente, hay en todos los sectores quienes quieren seguir viviendo el sueño de las mil y una noches que un jeque que ha dejado a la entidad a su suerte hizo vivir a esta magnífica afición malaguista. Realizar comparaciones de gestión con clubes campeones de Europa y habituales de la Champions League es un error de bulto y un ejercicio de hipocresía innecesario.

Discutir el trabajo de Vicente Casado y Manolo Novo, que sólo intentan evitar que los rescoldos del fuego que casi achicharra al cuadro blanquiazul reavive de forma que logre su objetivo, es negarle el pan y la sal a un voluntario de Cáritas.

Hoy por hoy no existen soluciones mágicas para la entidad costasoleña que no pasen por la austeridad y el cumplimiento de las normas de la Liga de Fútbol Profesional y el Consejo Superior de Deportes, junto a la AFE.

En este marco incomparable del complejo Barceló Sancti Petri,en Chiclana, recibimos con alegría y satisfacción el arranque del Málaga en la pretemporada ante el Adelaida australiano. El 1-5, a estas alturas, no significa mucho. Que debutasen marcando o jugando bien todos los nuevos fichajes apunta a un inicio esperanzador.

Y esta y no otra es la realidad de los de Martiricos en estos días.