JUGAR A LA RULETA RUSA EN CASA NO PODÍA TRAER NADA BUENO

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Más allá del análisis del partido y lo que desde estas líneas pueda decir de lo visto anoche en La Rosaleda, hay una evidencia: “Jugar a la ruleta rusa en casa no podía traer nada bueno”. El Málaga CF lleva ya demasiadas jornadas en el alambre  y, pese a que los resultados le han acompañado, era  cuestión de tiempo que se atascase en los encuentros que juega en casa.

 

El partido frente al Reus fue inexcusable e injustificable. Aquí ganó el Granada CF, con una aplastante sensación de  superioridad en cuanto al concepto futbolístico se refiere. Logró el conjunto malacitano remontar el envite ante el Lugo  con más fortuna que otra cosa.

 

Frente al Almería CF, la segunda mitad de los de Muñiz fue una tortura. Los corazones blanquiazules vivieron en un  permanente estado de excitación impropio de este deporte. La taquicardía futbolística que se sufrió en Martiricos fue del  todo innecesaria. Y todo porque Juan Ramón López Muñiz quiso dar por  finiquitado el partido antes de tiempo.

 

Despobló el centro del campo, cambió un centrocampista por un delantero y hundió el pilar de hormigón que fue la zona ancha malaguista frente a los envites almerienses. La intención del asturiano fue buena pero errática. Ontiveros, no dio señales de vida. Seleznov tuvo el segundo  gol en sus botas y falló delante del guardameta rojiblanco. Ni uno, ni otro aportaron nada al equipo y ello propició una debacle generalizada del conjunto costasoleño. La Liga 123 tiene estas cosas.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último.