PEPE LOSADA, UNA VIDA DEDICADA AL MÁLAGA CF HASTA SU FALLECIMIENTO

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Apenas minutos después del encierro de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Redención y María Santísima de los Dolores, magnífica estación de penitencia de estos cofrades de Arroyo de la Miel en la noche del Viernes Santo, se conoció la triste noticia: Pepe Losada, quien fuese delegado directivo del CD Málaga con tres presidentes (Paco García Anaya, José Pardo y José Toboso), había fallecido a los 83 años de edad.

 

Mi amigo Pepe fue una persona excepcional y un malaguista de pro. Dedicó buena parte de su vida al club de sus amores y como premio recibió una deuda de ex dirigentes de la entidad que nunca le ayudaron tras avalar con su patrimonio personal los fichajes de Palomo Usuriaga y Chesa. La consecuencia es que ha venido pagando de por vida la misma.

 

Siempre que pudo ayudó a los medios de comunicación, facilitándoles su labor. Ayudaba a todo aquel que necesitaba algo de la entidad de Martiricos con una amabilidad y vocación de servicio poco usual. Coincidió con técnicos como Luis Costa o Ladislao Kubala, además de con futbolistas de la talla de Juan Gómez "Juanito", Boquerón Esteban, Pedro Jaro, Chano, Clemente, Hassan, Ruiz o Lauridsen. Dos de los hijos del habilidoso jugador danés fueron apadrinados por Pepe.

 

Se volcaba con los jugadores y les buscaba viviendas donde residir en su estancia en la capital de la Costa del Sol. Algunos, como Juan Carlos Añón, establecieron su residencia en Benalmádena gracias a Losada. Pero Pepe era mucho más. Siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitase y de forma desinteresada. Amigo de sus amigos, incluso de los que no lo eran, lo que le generó más problemas de los debidos, Pepe Losada fue un ejemplo de malaguismo permanente y militante.

 

De su mano se crearon muchas peñas malaguistas, alguna de ellas en el Arroyo de la Miel, tierra de Isco, donde desde su tienda de trofeos Pepe's Joyeros, colaboró muchos años con el Atlético Benamiel y junto a Paco García Anaya y Torres Robles dieron grandes alegrías a sus seguidores. Lo hizo también con el Puerto Deportivo de Benalmádena y la Casa Consistorial benalmadense. Su vida fue una continua entrega a sus vecinos, asociaciones empresariales y turísticas.

 

En lo personal se me va un magnífico consejero y amigo. Todos estos años menos el último, por culpa mía y de mis obligaciones, hemos venido hablando del Málaga CF. Pepe estaba muy preocupado del devenir de la entidad de Martiricos y él, que ya vivió una desaparición del club, mostraba su preocupación por cómo iban las cosas. Ya sufrió mucho con la concursal de la entidad malacitana y me pedía continuamente que hiciese lo posible porque no se repitiese.

 

No sé muy bien por qué, pero en sus últimos días se ha acordado de su amigo Merchán, según me cuentan sus familiares más directos. Desgraciadamente, no he podido hablar con él como hubiese sido su deseo pero ello no impide que mentalmente me imagine lo que me habría contado. Me pediría una vez más que apoyase al club, que fuese crítico y con la verdad por delante pero tratando de ayudar al Málaga CF por encima de todas las cosas. Casi seguro que me habría dado algún tirón de orejas cariñoso y se despediría de mí mientras yo le decía que se dejase de tonterías, que aún le quedaba cuerda para rato.

 

Ahora no me cabe duda de que en su tribuna celestial ya está impartiendo sus lecciones magistrales de humildad a Juanito, Migueli, Américo, y a tantos otros malaguistas de bien como él. Aquí, desde la calle Parra de Arroyo de la Miel, seguro que mi madre y señora María Santísima de los Dolores lo ha elevado a los altares y ha intercedido por Pepe ante el Santísimo Cristo de la Redención.

 

Anoche, mientras compartía recorrido procesional con mis hermanos cofrades, de manera especial con Pedro, Manolo y Juan, estoy seguro de que estaba a nuestro lado golpeando con fuerza la campana del trono, tanta que el martillo se partió en uno de los toques. Fue su forma de decirnos adiós, de querer acompañarnos, de ayudarnos hasta el último día a sus convecinos benalmadenses.

 

El Málaga CF y el malaguismo de bien te echarán de menos, amigo Pepe. Entre tanto, yo hablaré con tus hijos para recordarte siempre y hacer bueno aquello de que mientras los amigos se acuerdan de uno, uno nunca muere del todo.

 

¡Descansa en paz!, amigo Pepe. Hoy he sido bueno, te he hecho caso y no escribiré del partido de nuestro Málaga CF en La Coruña.