UNA MALDICIÓN HISTÓRICA DE NUESTRA SELECCIÓN

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Comenzó el Mundial de Brasil 2014 para España y hay que reconocer que peor no han podido salir las cosas. Perder 5-1 contra cualquier rival en un campeonato del mundo es una losa casi insalvable, más aún si lo haces contra la selección a la que apenas cuatro años le has ganado el cetro universal. Es aún peor si encima eres la actual bicampeona de Europa y tu juego ha marcado una época.

 

Pero si hay una posibilidad, aunque sea mínima, de recuperarse de una derrota, por dura que esta pueda ser, pasa porque se produzca en la fase de grupos y cuando antes mejor. Aunque a nadie se le escapa que, en distintas condiciones y sin ningún parecido a lo del pasado viernes, ya nos ocurrió con Suiza y España se proclamó campeona del mundo en Sudáfrica.

 

Analizar las causas de la derrota varios días después sólo nos servirá para hurgar en la herida, por lo que no lo considero necesario. Sin embargo, sí es necesario aportar soluciones que, no me cabe duda, el `maestro` Vicente Del Bosque ya conocía incluso antes de iniciarse el campeonato y que tiene previstas por si el plan A no terminaba de salir. Cuestión esta previsible analizando la temporada de algunos de los jugadores fundamentales de nuestra selección.

 

Que Xavi está para salir en las segundas partes de los encuentros y ser el factor fundamental de la victoria, estando Koke en la Roja, resulta palmario. Que Busquets está peor que Javi Martínez es una evidencia. Que Casillas es el mejor guardameta del mundo por mucho que tenga una mala noche es innegociable salvo para el sector de la prensa florentinista. Que es mejor Juanfran en la derecha y Azpilicueta de falso lateral izquierdo antes que un Jordi Alba muy perdido esta temporada.

 

Además, si físicamente estamos mal, igual hay que renunciar al estilo del tikitaka y reagruparnos para defender un rato y que el contrario tenga el balón pero no los espacios, y así podamos salir al contragolpe con Diego Costa o Fernando Torres. Como evidente es que Santi Cazorla y Koke la pueden liar juntos con Silva o Cesc Fàbregas de enganche.

 

Y siendo todo esto verdad, no es menos cierto que los que jugaron frente a Holanda nos han regalado nuestros mejores días en la historia del fútbol español y que sólo en un país como España se les puede condenar a galeras. Es la maldición histórica de la selección española, que parecía superada después de ganar dos Eurocopas y un Mundial, pero que sólo dormitaba. Los clubes, y por lo tanto la prensa que cubre su información diaria, siempre han dominado por encima de nuestro combinado nacional a la hora de hacer los juicios de valor de los mismos en comparativa con la Roja.

 

Los debates interesados, fundamentalmente entre prensa madridista y prensa blaugrana, siempre han sido como un virus incurable para nuestra selección. Máxime cuando una parte se siente agraviada porque se compare el juego de España con el del eterno rival, y encima parte de los jugadores y el seleccionador del de tu club sean los declarados rebeldes a la causa del llamado SER SUPERIOR merengue. Muchos, quizás demasiados, esperaban desde hace ocho años este momento para ponerles las peras al cuarto a Del Bosque, Casillas, Sergio Ramos, Xavi Hernández, etc.

 

Todos ellos, al igual que todos nosotros, han vibrado, se han emocionado, han presumido y se han vanagloriado de los éxitos de España, pero han sido incapaces de reconocer los inigualables méritos de los protagonistas. Para los que sólo tendremos con nuestros futbolistas, con Luis Aragonés y Vicente Del Bosque, una deuda eterna de gratitud por los años que nos han hecho vivir todo lo leído, escuchado y visto estos últimos días, no por esperado nos ha dejado de defraudar.

 

Contertulios con zamarra blaugrana o blanca, entrenadores fracasados en la mayor parte de los casos, futbolistas que no fueron brillantes, scoutings de la teoría y nulos en la experiencia, han sido capaces de dinamitar la ilusión de millones de seguidores de la Roja al primer escollo.

 

La MALDICIÓN HISTÓRICA DE NUESTRA SELECCIÓN ha regresado. Es de esperar que no sea para quedarse, pues la última vez que nos atacó este virus nos dejó sin una alegría que celebrar desde 1.966, con el gol de Marcelino. Estamos avisados.