El malaguismo afronta el fin de semana después de saber que el futuro no es muy halagüeño. En apenas tres días, los malaguistas han conocido que hay un nuevo equipo en la capital que aspira superar al Málaga CF y llevarse los mimos y el cariño económico de las instituciones por un lado, y que el Ciudad de Málaga no tendrá sitio ni para el 50% de la masa social que ahora mismo va jornada tras jornada a La Rosaleda. Dos decepciones consecutivas que han provocado un terremoto entre la afición del cuadro boquerón. La situación del último punto es más rocambolesca.
Según informan desde el Ayuntamiento, es Carreteras quien establece los límites de aforo por cuestiones de accesibilidad, evacuación y otros factores relacionados con la zona. Por este motivo, el estadio Ciudad de Málaga no podrá superar, aproximadamente, los 12.500 espectadores. Para ponerlo en contexto, es un aforo algo mayor al del Martín Carpena en los partidos del Unicaja. Sin embargo, el problema surge al comprobar que en esa misma zona ya se han celebrado eventos multitudinarios que superaron con creces esa cifra. Sin ir más lejos, no hace ni tres años de un concierto del artista Manuel Carrasco que rozó las 30.000 personas en ese mismo escenario.
El ejemplo de Zaragoza es otra losa para las instituciones malagueñas y andaluzas. En apenas cuatro meses, el club maño ha llevado a cabo las obras del estadio modular donde jugará las próximas dos temporadas. Con capacidad para 20.000 espectadores, deja en ridículo el proyecto de Málaga para el 2030. En abril de este año, Real Zaragoza presentó oficialmente el proyecto de renovación del estadio junto con el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza. Este contempla una inversión de 148 millones de euros para remodelación, un precio que es casi la mitad de lo que va a costar la nueva Rosaleda.
La hemeroteca también traiciona a las instituciones. Paco de la Torre, alcalde de la ciudad, aseguró en febrero que el estadio tendría capacidad para albergar a todos los abonados e incluso habló de 27.000 espectadores como capacidad definitiva. Un desastre sin paliativos que ha provocado un incendio entre las peñas malaguistas. El Ciudad de Málaga y La Rosaleda, un lío sin final a la vista que puede costar caro al ayuntamiento, al Málaga CF y a su afición.
