«Corazón y más corazón…»

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Cuando finalizó el partido de ida de esta semifinal por el ascenso en el estadio de Balaídos, quien suscribe tenía claro que La Rosaleda sería clave para el desenlace final de la eliminatoria. Esto que puede sonar a obviedad, tiene un fundamento en base a tantos años viendo fútbol. La juventud del Celta Fortuna le pasó factura, y eso que el meneo que los filiales vigueses le dieron a los malaguistas en el primer tiempo fue para echarse a temblar. Sin embargo, en el momento en el que los jugadores dirigidos por Sergio Pellicer dieron un paso al frente el decorado fue otro y aparecieron los nervios, la inexperiencia y el miedo a perder de los gallegos. Pero el empujón definitivo para consumar la victoria lo dio la grada. ¡Qué espectáculo! ¡Qué orgullo de ser malaguista hasta en los peores momentos! Lo tenía claro y lo dije en el anterior Con Rigor, el aliento de los 30.000 fieles que estuvieron en la grada tenía que abrumar a los jóvenes celtiñas, solo faltaba que los que saltaron al césped se lo creyeran.

Con la tranquilidad que da la victoria y el pase a la final por el ascenso, se puede analizar mejor lo sucedido en este partido. No voy a sorprender a nadie, lo que vimos durante la primera parte fue un calco de lo que hemos padecido durante toda la temporada. Como ya he dejado patente con anterioridad, el baile que el Celta Fortuna le dio al Málaga durante los primeros 45’ nos hacía rememorar muchos partidos vividos esta campaña. Una vez más nos preguntamos el porqué de esa apatía, falta de ritmo, estar a merced del rival y en consecuencia vulnerabilidad en defensa e inoperancia en ataque de la primera parte.

Menos mal que esta vez el arreón a base de ‘Corazón y Más Corazón’ del Málaga sirvió para ganar. Por fin vimos al Kevin que necesita este equipo, el del fútbol callejero que desespera al rival por su buen hacer sin tonterías, y a un Galilea que solventó con creces los problemas que creaba el Celta, es decir los cambios decretados por Pellicer dieron sus resultados. Se notó la mano del entrenador para sofocar el repaso táctico que su oponente en el banquillo contrario le propinó en la primera mitad. Además, a base de ‘Corazón y Más Corazón’, el ‘Santo’ Herrero mantuvo vivo al Málaga con un paradón en la primera mitad y evitó el 0-2 y lo que podría haberse convertido en debacle, Puga justificó su presencia en el ‘once’, Dani Lorenzo mostró la fe en la jugada del primer gol, y que puedo decir de ‘Robergol’ que no hayamos dicho ya. No son solo sus goles lo que lo definen, sino su lucha incansable, su amor propio y su entrega a unos colores y a un escudo. Roberto es el espejo del malaguismo.

Queda una eliminatoria para abandonar este infierno que es la Primera Federación. Mientras escribo este Con Rigor poco después de la conclusión del partido, no pocos malaguistas pasan en moto o en coche pitando celebrando la clasificación. Lo que se vivió en las gradas durante el partido pone la piel de gallina del malaguista nada más recordarlo. No quiero ni pensar lo que se puede montar en Málaga si el equipo logra el ascenso. Cruzo los dedos y apelo a La Rosaleda, a la afición, a la conjura de un equipo que está a 180’ de devolver al club de nuestros amores al Fútbol Profesional, y a que entre todos con ‘Corazón y Más Corazón’ podemos conseguir el objetivo. 

PD: Permítanme que aproveche esta ventana que me brinda Radio Marca Málaga para mandar un saludo a Adriano, Víctor, Pepe, Francisco, Carlos, Yeray, Aarón, Raúl, Cano, Bonilla, Samu, Yassine, Fran, Alexis, Ibrahim, Miguel, Tello, Nico, David, Cristian, Dani, Enrique, Abde y al ‘killer’ Javi, mis jugadores del 5ª Infantil del Malaka; a los familiares; al club; y, finalmente, a Javi y Juli, mis compañeros en el cuerpo técnico, por un año inolvidable. En el fútbol de formación ganar no lo es todo, pero sí disfrutar, aprender y educar.

José Manuel Velasco

Redactor Onda Cero Málaga

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