Un Málaga, muy lenteja

Ya no puede ser casualidad. El Málaga CF de José Alberto López tiene dos caras. La que muestra como local y la que enseña cuando juega lejos de La Rosaleda. Los blanquiazules han sumado siete de sus ocho puntos en casa mientras que de visitante la imagen que ha dado el equipo nada tiene que ver. El Málaga, como las lentejas y las monedas, tiene dos caras muy distintas. Todavía no se encuentra una explicación a como el equipo puede cambiar tanto de una semana para otra. Si bien, las explicaciones de los jugadores y del propio entrenador van más por el lado futbolístico.

Ante la Ponferradina, el Málaga no dejó ningún rastro del equipo que ganó siete días antes contra el Girona. No hubo presión alta, no hubo salida de balón, ni concentración defensiva… El Málaga fue un juguete en manos del equipo de Bolo, que durante algunos minutos rozó la excelencia sobre el césped de El Toralín. Las cifras no engañan. Este Málaga se descose cuando sale de La Rosaleda. El equipo de José Alberto López ha encajado ocho goles en tres partidos de visitante. Una media terrible que ha frenado de golpe las ilusiones de una afición que anoche se fue a la cama buscando explicaciones.

De los pecados malaguistas en El Bierzo, el peor fue el de la sensación de equipo roto. La Ponferradina metió cuatro goles, pero podían haber sido muchos más. Escassi no fue el pegamento del centro del campo, la defensa no estuvo a la altura en ningún momento y en ataque, salvo algún destelló de Kevin, todos estuvieron desaparecidos. Empieza a quedar muy claro que el Málaga tiene dos caras y que la de fuera de casa es la mala. Los malacitanos tienen que lamerse las heridas porque el domingo espera el Sporting de Gijón en El Molinón, otro duro combate lejos del hogar, dulce hogar.