Este Málaga necesita un referente y respetar a sus símbolos

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Merchán Radio Marca
AJ Merchán durante un programa de Radio Marca

Es posible que algunos lectores y oyentes habituales de mis opiniones no comprendan que, ante un estado de verdadera necesidad económica para el Málaga CF, alguna de ellas antepongan la defensa a un empleado del club a la propia entidad malaguista.

Para mí, y ahí están mis 35 años dedicados al periodismo malagueño, siempre he dado prioridad al interés del club blanquiazul incluso cuando he resultado perjudicado. Como empresario de medios de comunicación, entiendo que el administrador judicial, José María Muñoz, tiene que tomar decisiones y medidas traumáticas no deseadas. He sido el primero en solicitar, desde hace varios años, que se redujese la amplia y desmesurada plantilla de empleados en las oficinas de la entidad malacitana, así como en la zona noble.

Ya he perdido la cuenta de las veces que he mencionado la necesidad de hacer “tabla rasa” al respecto, sin distinciones, y luego recuperar a las personas válidas y necesarias para el club. Aunque siempre he añadido estos casi últimos ocho años que el mayor despilfarro se ha producido con la familia Al Thani, padre e hijos. Llegados a este punto, y con todo lo que esta redacción de deportes ha denunciado de Abdullah Bin Nasser Al Thani, es obvio que la intervención judicial tal y como pidió la Asociación de Pequeños Accionistas y la demanda penal, eran fundamentales para la supervivencia futbolística malacitana.

Sin embargo no debe ni es conveniente que se haga obviando lo que representa este club, su escudo, sus colores y el sentimiento de sus seguidores. Miles de personas viven, sueñan, sufren, vibran, se levantan cada día de partido con la ilusión de cantar los goles de su equipo e ir al santuario que les une en La Rosaleda. Cuando una intervención judicial prioriza intereses personales por encima del bien del club y pone en la calle mediante un ERE necesario a personas que son referentes del mismo y emblemas o símbolos blanquiazules sin miramiento alguno, está poniendo en peligro la esencia misma del malaguista.

Si a ello añadimos que se están quedando empleados perjudiciales para el Málaga CF, tal y como les definen personas muy cercanas a la sociedad anónima deportiva, la cuestión se hace mucho mas sangrante. Un club que no respeta a sus referentes, ni a sus emblemas o símbolos está condenado a altibajos y a ir perdiendo su esencia como tal. Ésto último provocará, mas pronto que tarde, disminución de abonados, de seguidores y la consiguiente pérdida en merchandising y presencia en los medios de comunicación.

La esencia malaguista la encontramos en la grada de animación con el Frente Bokerón o Malaka Hinchas, o la peña danesa, etc. En el vestuario la representan los futbolistas con mayor jerarquía o un entrenador que sea capaz de aunar a la grada con el juego del equipo. Y, desde luego, lo representaban en el vestuario malacitano tanto Miguel Zambrana como Marcelino Torrontegui.

La APA, sin quererlo también lo significa ahora como es natural. Por lo que se está comprobando, el “núcleo duro” que aconseja a José María Muñoz no es el más conveniente y alguien que le aprecie debería advertírselo. Resultaría muy grave que la persona designada para salvar al Málaga CF, por un exceso de protagonismo que no le corresponde, y por no facilitar la llegada de nuevos inversores para mantenerse en el foco mediático, firmase su estado de defunción.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último

2 COMENTARIOS

  1. Un Málaga bien gestionado y con un buen inversor es a corto o mediano plazo y viendo los seguidores que tiene, un éxito deportivo asegurado cien por cien

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