GRACIA NO ES CULPABLE

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En el fútbol sólo existe el blanco o el negro, no hay colores intermedios. Conviven los extremos, sin término medio. Y, por supuesto, la memoria es a corto plazo. Y es por ello que creo que habría que recordar lo que sucedió en junio, hace apenas tres meses, porque de aquellos barros vienen estos lodos.

 

Desde que los Al Thani rechazaron vender el club y decidieron apostar por “una etapa de continuismo y estabilidad, así como volver a invertir” -sic-, el Málaga ha vendido a sus principales activos, a los que la pasada temporada mejor rendimiento dieron, a todos sus delanteros a excepción de Amrabat. El proyecto que Javi Gracia comenzó brillantemente hace doce meses saltó hecho trizas por las necesidades económicas. Y el técnico ha tenido que convivir con la falta de palabra de quienes están por encima suya, que le prometieron El Dorado y le han desvalijado hasta su propia casa.

 

Es el mismo entrenador, sí. Pero es un proyecto radicalmente diferente,  que se ha iniciado desde la desconfianza. El Málaga ha empezado este curso futbolístico desde cero y así sigue, con un cero patatero en su casillero de goles y habiendo perdido 5 de los 6 puntos en juego contra Eibar y Getafe, los verdaderos rivales en la liga de los blanquiazules.

 

No se trata de defender a Gracia porque sí. Obviamente, como todos, habrá cometido errores en estos primeros compases de temporada. Pero si hay alguien en el que confiar para sacar a flote al Málaga ese es, en mi opinión, el técnico navarro. Trabajador incansable, estoy convencido de que dará con la tecla para que este equipo funcione. Pero tampoco puede hacer milagros. Los milagros, a los dioses, esos que están arriba.

 

Igual que no se pueden recoger peras de una higuera, tampoco se puede inventar uno la creatividad en el centro del campo o cambiar la trayectoria de un disparo que va al tercer anfiteatro cuando tu jugador ya ha tirado. El entrenador está para sacar el mejor rendimiento de los futbolistas a los que entrena, pero como dijo en su día Guardiola, “yo gano porque tengo a estos jugadores y no a otros”. Pues eso, Gracia no es el culpable. Tendrá que sacar más jugo de la materia prima que tiene en el vestuario, mas hay siempre un límite. Y ese límite se lo han dejado muy claro los de arriba.