EL FÚTBOL NO ENTIENDE DE NÚMEROS

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El título de esta columna puede parecer una obviedad, de hecho creo que lo es, pero con frecuencia olvidamos que las estadísticas son sólo números que de nada sirven cuando un árbitro indica el comienzo de un partido, mucho menos si ese árbitro es Gil Manzano, que ayer volvió a dar un concierto de silbato en el que ambos equipos acabaron siendo perjudicados. Pero ese es otro tema, y si las estadísticas están manidas, ni hablemos del tema arbitral en España.

 

El caso es que el Málaga llegó ayer a un campo donde el Eibar no ganaba desde el pasado 10 de enero ante el Getafe, fecha que, además, coincidía con la última victoria del equipo de Garitano. Pero lo dicho, todo eso quedó a un lado cuando el partido comenzó. Sin un fútbol vistoso, diría que casi sin fútbol, el Eibar tumbó a un Málaga que permaneció serio en el campo sólo los primeros veinte minutos. Una pena teniendo en cuenta la inmaculada temporada de los pupilos de Javi Gracia. Son sólo números, como el presupuesto que diferencia a uno y otro equipo.

 

Hasta la misma tarde de ayer defendía mi postura de que la ‘crisis’ malaguista lejos de La Rosaleda no era un problema numérico sino algo emocional, algo que por cifras no era palpable pero que sí se sentía cuando en un bar salía el tema o cuando le preguntabas a jugadores y cuerpo técnico. Las cinco victorias a domicilio de los blanquiazules pueden ser suficientes para, por cifras, superar a otros anteriores equipos del Málaga: el de Schuster, el de Pellegrini, ni hablar del de Muñiz o Juande Ramos. Pero esto son sólo números en el aire, en situaciones distintas y contextos muy diferentes.

 

Ahora llega el momento de hacer cuentas, era inevitable. Todos miramos con recelo el calendario del Athletic Club, máximo rival en la lucha por Europa. Analizamos las opciones y, sin querer, hacemos números para intentar descifrar el total de puntos que serán necesarios para alcanzar el sueño de todos los que hoy están leyendo esto. Nos equivocamos todos al hacerlo. Son ocho finales y cada una de ellas tendrá su padre y su madre, ocho intrahistorias, ocho montoncitos de 90 minutos que al final colocarán esta temporada en el recuerdo o el olvido de la afición malagueña. Sólo espero que tanta ilusión, tanto sacrificio, tantos sueños y tanto buen trabajo no quede en eso, en sólo números que olvidar.