La foto de la liberación

Satisfacción y alegría en un vestuario que se había acostumbrado a sufrir reveses esta temporada

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La alegría en el vestuario tras ganar en el Palau / @unicajaCB

Hasta abril ha tenido que esperar el Unicaja para llevarse la mayor alegría de su temporada. Cuando la mayoría de argumentos estaban en contra, los de Ibon Navarro, en un ejemplo de supervivencia, no solo fueron capaces de ganar cómodamente por qué no decirlo al Barça, sino haciéndolo con desparpajo y gustándose. En infinidad de ocasiones, un equipo que está saboreando una victoria de tanto valor, acaba desmoronándose y tirándola por tierra; le pasó al Real Madrid hace unos días en semejante escenario. Pero los malagueños no solo ganaron el pulso, sino que desesperaron al líder de la Euroliga.

El vestuario cajista vive en una nube en estos momentos, obvio, y más por cómo llegaba la expedición a Barcelona el pasado miércoles. Ensalza aún más a este equipo, que aprovecha para hacer piña en la fase final de temporada cuando se da todo por perdido… o quizás no tanto. Más allá del chute moral que supone ganar en el Palau, el Unicaja se permite el lujo de soñar por unos playoffs que eran una utopía hace semanas. Por primera vez en meses, los malagueños sonríen después de tantos varapalos encima; y viendo las caras de esos jugadores y cuerpo técnico, por qué no pensar que esta plantilla, a la que se ha subestimado, también por méritos, aún le quedan grandes alegrías que dar hasta el 15 de mayo, que es cuando se cierra el telón en la Liga Endesa.

Aprovechar la inercia ante el Lenovo Tenerife este domingo. Si los malagueños consiguen batir a los canarios, el octavo puesto se queda al alcance de la mano. Vivir por fin un gran ambiente en el Carpena, el horario es propicio (12:30 horas); y empujar a un equipo que se ganado algo de credibilidad tras esta última semana.

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