MÁLAGA NO SE RINDIÓ… PERO EL MADRID GANÓ

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Musli espera bajo tablero la asistencia de su compañero que nunca llegó || ACBPhoto/M.Pozo

@SuarezRMarca | Málaga no se rindió. Ni quiso ni pudo hacerlo. Va en su ADN y en el del Unicaja, y durante la mayor parte del encuentro los de Plaza fueron por delante en el marcador, impulsados por una marea verde que quería volver a ver a los suyos en acción el martes. Pero no fue posible porque el Madrid es mucho Madrid. Hay que ganarle varias veces en un mismo encuentro. Aunque Llull no tenga el día en el tiro, aunque Rudy se arrastre sobre la cancha. Si le añadimos el diferente criterio arbitral con el que volvieron a penalizar los árbitros al Unicaja, apaga y vámonos. 

 

Y la realidad es que los blancos aceleraron en el momento justo. Dejaron que los locales actuasen de liebre, siempre con el desgaste de comandar el choque. Un partido que se pareció más al primer encuentro, con mucha tensión y errores, que al segundo donde los de Laso se exhibieron en el tiro. El del Carpena no fue el día de Llull, horrible de cara al aro con 1/9 en triples pero que remedió con sus 9 asistencias y 7 faltas recibidas. Tampoco apareció Carroll, apenas 6 puntos en su haber. Pero sí lo hicieron en los instantes clave Randolph y su intimidación y Doncic y su valentía. Ellos pusieron la primera ventaja a poco más de 7 minutos para el final y ya no la quisieron dejar escapar. 

 

En el Unicaja la hazaña se convirtió en utópica. Aunque Nedovic, como El Cid, se cargó al equipo a sus espaldas con triples desde Serbia aun sin casi poder apoyar su pierna izquierda, el resto del equipo no le acompañó en esos minutos finales. Al final se quedaron a 3 tan solo, como en la apertura de la eliminatoria. Insuficiente como para forzar el cuarto encuentro. 

 

Para llegar a ese final, el Unicaja se empleó en defensa como requería un choque así. Entró en juego en plan arrollador con un 6-0 de parcial que dejó en trance al Madrid. Eran buenos minutos en el rebote de Dani Díez, superior a Maciulis en ese aspecto, y nefastos de los blancos, que ni veían el aro. Aun así, no aprovecharon para abrir hueco y la diferencia en el primer cuarto apenas fue de 3 puntos (14-11). 

 

En el segundo, las tornas cambiaron. Los locales se quedaron tres minutos sin anotar, pero tampoco el Madrid se benefició del mismo. Fue entonces cuando Fogg y Suárez, este por tres veces consecutivas, anotaron triples por doquier para ilusionar a los aficionados con el 28-20 en el marcador. Mas los visitantes se despertaron y con puntos en la zona se llevaron el parcial para llegar al descanso 33-31. 

 

Tras la reanudación se vio lo peor de los colegiados. Con Pérez Pérez de ejecutor y Peruga y Calatrava de cómplices, sus decisiones enervaron a un Plaza que se ganó una técnica. Jamar Smith compensó esas malas artes arbitrales para mantener a los suyos con una distancia que se redujo a la mínima expresión (52-51) por culpa de un taponazo brutal de Randolph y un triple sobre la bocina de Taylor. 

 

Se presentaba incierto ese último cuarto, pero ya la dinámica parecía haber cambiado. El Madrid aceleró en el instante oportuno y al Unicaja ya no le quedaron fuerzas para cambiar el ritmo. Al final, sonrieron los de Laso, que llegan a su sexta final consecutiva.