LA FELICIDAD SE INSTALA EN LA ROSALEDA

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El `efecto` Míchel ha sido un éxito

@JuanjeFernandez || El Málaga vive la que probablemente sea la semana más feliz desde que arrancó la temporada. La titubeante primera vuelta de Juande Ramos fue el comienzo. En ella se fueron ganando partidos pero el objetivo de Europa, impuesto por el manchego en su primer día en la Costa del Sol, fue ahogando a la plantilla blanquiazul que tocó fondo con la goleada en contra frente al Sevilla y la eliminación en Copa ante el Córdoba. A punto de entrar en 2017, los blanquiazules iban a vivir una travesía por el desierto para la que nadie estaba preparado.

 

La llegada de Romero declaro el estado de optimismo entre los jugadores. La plantilla recibió con los brazos abiertos al entrenador charrúa. Una victoria en diez partidos fue un lastre demasiado grande para mantener al ‘Gato’. La falta de experiencia en Primera División, la mala suerte en momentos puntuales y una serie de fallos arbitrales acabaron sacando a Marcelo Romero del estadio de Martiricos.

 

A su llegada, Míchel se encontró un vestuario destrozado. La plantilla estaba unida pero no creía ni en el proyecto, ni en sus cualidades, ni en poder levantar una situación tan complicada en tan poco tiempo. El preparador madrileño, que ya había pasado por una situación parecida en Getafe hace algunos años, se remangó la camisa y se puso manos a la obra. Un mes después, el sol ha vuelto a salir en La Rosaleda. El equipo ha congeniado muy bien con los métodos del nuevo preparador. Míchel tiene don de palabra y ha sabido liberar de toda presión a sus jugadores. Tras un pequeño efecto gaseosa, las victorias ante el Sporting y el Barça han dado al madrileño la oportunidad de trabajar ya con tranquilidad en la próxima campaña. La ilusión ha vuelto y la labor de Míchel será la de mantenerla viva hasta que arranque el próximo curso.