EL SUEÑO ROTO DE UNA NOCHE DE VERANO

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Ir al Camp Nou y pretender puntuar o ganar al actual campeón de casi todo lo que ha jugado, el FC Barcelona, es una misión harto complicada. Pretender hacerlo representando a un club que ha vendido a todos los que eran sus principales activos futbolísticos de presente y futuro es aún más difícil. Intentarlo siquiera el mismo día que el director general de la entidad, Vicente Casado, malvende mediante una excusa peregrina y ocultada a los medios de comunicación a la única "joya" que quedaba, es imposible.

 

Lo de Darder, los fondos de inversión y el tejemaneje que este Consejo de Administración, presidente Al Thani confabulador y mentiroso al margen, requiere de un estudio serio y contundente de los medios de comunicación malagueños. Que el club esté en manos de un venezolano y de cuatro fondos buitres más sería motivo de escarnio y dimisión de sus responsables en cualquier ciudad normal de la geografía futbolística española. Que esté ocurriendo en la quinta capital de España sin que nadie mueva un sólo dedo es penoso.

 

12 millones de euros por Sergi, cuando tenía una cláusula de 40 millones, es una ignominia y una vergüenza de gestión, lo explique quien lo explique y se justifique como se justifique. Hasta Javi Gracia, que es un hombre comedido y tranquilo, estalló en la sala de prensa del Camp Nou y no es para menos.

El director general y el director deportivo han incumplido todas las cosas que le prometieron al míster para que continuase, No sólo no han vendido a más de dos jugadores, pese a que se afirmó que no era necesario, sino que salvo Camacho, y porque está lesionado, no queda un sólo futbolista de los denominados importantes la pasada temporada en la plantilla.

 

Así se entiende que, en su cabreo monumental y justificado, Javi Gracia, que con su planteamiento volvió a maniatar al trasatlántico Barça, se equivocase sustituyendo a Amrabat, el mejor del partido, por Charles. Vaya gol falló al final el brasileño. Y ya van dos ocasiones finales desperdiciadas por el mismo delantero. Total, cuatro puntos menos en sus botas, aunque lo importante, dicen, es que está en el sitio justo y alguna vez llegarán sus goles.

En definitiva, el sueño roto de una noche de verano que deja al Málaga CF con tres puntos menos y a la afición decepcionada ante la gestión económica y deportiva de sus dirigentes… y al entrenador comiendo cerillas ante tanto despropósito.