MÍCHEL, UN VALIENTE SI NO COGE LA PUERTA. ARNAU, UNA GESTIÓN REPLETA DE ERRORES

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La salida de Pablo Fornals ha colmado el vaso entre una afición malaguista desanimada y despavorida por la forma en la que su presidente, Abdullah Bin Nasser Al Thani, ha desmantelado el equipo este verano. Y lo peor no es vender y aun así no rebajar la deuda, o que se mantengan o asciendan los gastos en la zona noble mientras se rebajan sobre el césped, sino la falta de cintura para paliar los daños.

 

El pasillo de seguridad -que decía Luis Aragonés- ya no existe en el Málaga CF. Se ha cambiado al portero titular, Kameni, y se ha sustituido por un suplente de lujo en el Espanyol, Roberto. Unido a ello, se ficha a un turco desconocido que lleva cinco temporadas sin jugar, al tiempo que a Andrés Prieto, el relevo natural y otro fichaje, hay que cederlo para que no quiera irse antes de ser un suplente sin opción de jugar ni la Copa del Rey. Entre tanto desbarajuste, a Aarón, tras cinco temporadas y una inversión en él de casi un millón de euros, se le deja ir libre y sin una cesión que, al menos, permita recuperarlo por si explota en otro club. Por no recordar lo de Memo Ochoa la pasada temporada. Un caos con Arnau en su máxima expresión.

 

El central titular y con mayor jerarquía, Weligton, se ha retirado. A Llorente, que volvió a ser jugador con Míchel, tampoco se le ha podido prolongar su continuidad, aunque no por falta de interés; pero su teórico recambio, Meré, en otra "gran gestión" de Arnau, director deportivo del club, no ha sido fichado. A día de hoy su sustituto es Mikel Villanueva, al que se iba a ceder al Cádiz CF, en Segunda División. O un defensa francés de jerarquía que se perdió más de 14 partidos por lesión la temporada pasada y desde ayer lesionado también aquí.

 

La salida de Camacho, después de todos los incumplimientos del jeque y Francesc Arnau con él y de torearle permanentemente toda la temporada pasada para su renovación, es la que más daño hace. El equilibrio en el centro del campo, la zona más importante del equipo, desaparece. Míchel, lejos de protestar, solicitaba un recambio lógico a la nueva situación creada mientras reinventaba el equipo con Recio y Pablo Fornals en el centro del campo.

 

Arnau decidió no hacer uso de la opción de compra gratuita por Kuzmanovic y decidió dejarlo ir por miedo a que no se recuperase bien de su lesión, pero sin tener un relevo de garantías y sin prever la salida de Camacho. Ahora pide la cesión como relevo temporal del aragonés pese a que sabe que es un jugador menor en la comparativa con el internacional español.

 

En el ataque, el delantero centro titular, Sandro, se marcha sin que el cuadro de Martiricos pueda hacer nada. Aquí no se puede culpar al director deportivo, la situación era la que era desde su fichaje y, por lo tanto, no saliendo la jugada del Atlético de Madrid, no había nada que hacer. Y, aparentemente, sí ha acertado en un recambio de garantías como debería ser Borja Bastón. Confiemos en que su temporada en blanco en la Premier League no le pase factura en el Málaga CF.

 

Pero la gota que ha colmado el vaso y la paciencia de Míchel, además de un cabreo monumental de la afición, es la salida de Pablo Fornals. El nuevo proyecto, de presente y de futuro, pasaba por el castellonense, pero pese a ello, Francesc Arnau y el club han sido incapaces de renovarle y aumentarle su cláusula lo suficiente para que, o no se fuese esta pretemporada, o dejase ingresos suficientes en el club para paliar su venta. A estas horas ya sabemos que se marcha. Por doce millones de euros el club de La Rosaleda pierde su nuevo buque insignia y Arnau, de nuevo, sin capacidad de gestión.

 

Las cuentas de los fichajes fallidos y las salidas mal gestionadas del director deportivo blanquiazul, equipo filial al margen, son un desastre. Su gestión al frente de la parcela deportiva no se sostiene y Míchel, aunque no lo diga públicamente, ya está hasta el gorro. Juande Ramos se fue por culpa de Kameni y de que Arnau no bajase al vestuario a poner orden y dejar claro quién mandaba. Si Arnau no reacciona, y con él los rectores del club de Martiricos, igual no vemos a Míchel mucho más tiempo en el banquillo costasoleño.

El madrileño es la la única garantía del Málaga CF para la próxima temporada. No es mucho pedir que dejen de tocarle las narices. Tal y como están las cosas, Míchel es un valiente si no coge la puerta.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.