NOCHE ÉPICA DEL CAMPEÓN UNICAJA

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Mis primeras líneas no son para el equipo y su entrenador -me refiero al campeón Unicaja-, extraordinarios ayer. Tampoco para una afición entregada a su club en Valencia, en las calles de Málaga o en el aeropuerto y que se merecen un monumento. No lo son, aunque debieran serlo, para los empleados del CB Málaga – Unicaja, cuya trayectoria y comportamiento mantienen viva a la entidad. Ni siquiera para el alma de la afición y los demás patrocinadores todos estos años: José Carlos Gaspar y su equipo, de lo mejor de la casa. Es más, casi ni me acuerdo del patrocinador aunque debiera, el mejor y de mayor trayectoria en el baloncesto europeo, Unicaja Banco. Y, por supuesto, no destaco a la banda Los Mihitas -qué grandes sois-, temidos ya hasta por los clubes como el Valencia Basket por su peculiar forma de animar. En un alarde de funambulismo innecesario por mi parte incluso paso de largo por la lección de dirección magistral del último cuarto del partido que anoche dio Joan Plaza, con toda la Europa baloncestística mirando, a Pedro Martínez.

 

No, mis primeras líneas van dedicadas para un hombre emocionado que, anoche, en la Fuente de San Luis no podía contener sus lágrimas y se emocionó como nunca con su equipo, con el coach Joan Plaza y con su afición. Eduardo García,, el presidente que por derecho propio pasará a la historia como el que rompió la sequía de doce años sin títulos y devolvió en la cancha el derecho, que nunca se debió perder, de jugar en la Euroleague a este club. Seguro que entre las emociones vividas en las últimas horas el presi se acordó de su madre, que en gloria esté, porque yo sí la tuve presente. La he tenido presente desde el mismo día en que Eduardo García me pidió que fuésemos críticos con su gestión y su trabajo pero que no nos olvidásemos de que, como todo el mundo, tenía familia y amigos que sufrían cuando las críticas eran permanentes y muy duras.

 

En mi caso, había motivos para ello y siempre dije que no era una cuestión personal. Sin embargo, sí me quedó grabado aquello que me dijo de su señora madre y lo que sufría por mi culpa cada vez que alguien en la tienda del barrio, en la panadería o en el paseo le comentaba las críticas a su hijo por mi parte.

 

Seguro que desde su tribuna celestial, ahí donde están el bueno de Paco Rengel y a su lado Ettore Stecchini padre o el bueno de Toa Paterna, la madre del presidente ha disfrutado una barbaridad y se ha emocionado junto a su hijo en la distancia. Y yo que me alegro sólo de imaginarlo pues anoche Eduardo García pasó a la historia de este club y a mí se me vino a la mente la felicidad inmensa de una madre y su hijo, incluso en la distancia de la fe, en un momento como este.

 

¡Enhorabuena! al presidente, al equipo, al técnico, a los empleados del club y a la afición por el logro de este título tan importante en estos momentos para la institución. Joan Plaza y su equipo es muy probable que hayan salvado a este club, lo dirá la historia, de una inanición premeditada.

 

Y, por cierto, anoche hubo fútbol y al fin ganó el Málaga de Míchel. Claro que eso hoy queda en un discreto y brillante segundo plano. Málaga se acostó campeona de Europa y hoy el CB Málaga – Unicaja le brindará su título. A las puertas de la Semana Santa no cabe mayor alegría.