Las situaciones que está viviendo el Málaga CF en las últimas semanas son rocambolescas y fuera del más mínimo sentido común. Parece que nadie cuenta una verdad que no sea a medias, la resultante de las peores mentiras.
Durante meses se afirmó a los medios de comunicación y a la afición que esta temporada se solicitaba un préstamo de doce millones de euros para equilibrar el presupuesto y evitar mal vender futbolistas de nivel de la plantilla. Falso. Habrá que preguntarle a Vicente Casado, director general del club, el motivo de semejante explicación a la Junta General de Accionistas y a los abonados.
Las pruebas de la mentira se han destapado con el traspaso de Samu Castillejo y Samuel al Villarreal, un equipo de un pueblo de Castellón que le "quita" dos de las estrellas al club que representa a la quinta capital de España. Castillejo se marchará y el club blanquiazul sólo contará con una parte del traspaso del futbolista. En su momento, un fondo de inversión, cuyos integrantes son desconocidos y se han blindado para ello, depositaron una cantidad cuando fue renovado para ganar dinero con el traspaso posterior de éste. ¿Adónde fue a parar el dinero del préstamo entonces?
Espero que no fuese para equilibrar la desviación presupuestaria de casi un millón de euros con Hacienda en el balance de final de ejercicio. Sería conveniente también que no sea para asegurar el sueldo del director financiero Manolo Novo, que a mi modesto entender es un disparate.
Es posible que, más pronto que tarde, Daniel Pastor, el administrador judicial, ponga orden en la entidad y se acabe produciendo un ERE en la casa. Lo que es evidente a estas alturas es que el Málaga CF tiene una nómina de trabajadores excesiva y, en algunos casos, con unos sueldos impropios de un club capaz de perder en una sola semana a tres de sus estrellas de la cantera. Todo lo que arregló Pastor se lo cargaron Abdullah Ghubn y el fallecido José Carlos Pérez con la inestimable ayuda de Antonio Fernández.
Si a todo ésto le sumamos que, de nuevo, se está llevando a cabo una auditoría externa de las cuentas del estado de club por parte de la propiedad y que el Jeque y su hijo, "el jequecito del drone", no paran de engañar a la afición con el rollo bollo de que van a invertir, pues el futuro no se presenta muy alentador.
El personal está harto de que le manipulen, de que la deuda no termine nunca y de que cada temporada que pase la plantilla tenga menos valor y poder adquisitivo.
Las lisonjas, parabienes y promesas incumplidas ya no cuelan. Apenas 4.000 abonados han renovado su carnet a día de hoy, y Al Thani ha renunciado a vender el club por encima de su valor. Las denuncias de los agraviados por deudas, impagos, etc, no se harán esperar. Mal vendiendo a los "Samus" y a Juanmi, más los tres millones de euros de la venta de los terrenos de la ciudad deportiva de El Viso se salvará el primer match ball, pero sólo éso.
Como dice el cantautor catalán Joan Manel Serrat: "Nunca es triste la verdad, lo que tiene es remedio”.
