Un partido que, hasta el primer gol del Sporting, se jugó a un ritmo bajo debido a que el empate beneficiaba a los visitantes, acabó consagrando a la nueva joya de la cantera malaguista. El equipo y, sobre todo, Pellicer supieron responder desde el banquillo, hasta el punto de que no parece una locura otorgar buena parte del mérito de la victoria a esa gestión. Un encuentro que fue en gran parte plano y aburrido terminó decantándose a favor del Málaga gracias a dos destellos que sirvieron para sumar tres puntos y dejar, por fin, de mirar de reojo al fútbol no profesional.
La posición de Víctor en salida de balón. La entrada del dorsal «14» por la baja de Dani Sánchez obligó a modificar ligeramente la salida de balón del Málaga. A diferencia de Dani, Víctor adelantó mucho su posición, hasta convertirse prácticamente en un extremo, lo que desplazó a Lobete hacia zonas más centradas. Un ajuste intencional, como confirmó Pellicer en la rueda de prensa posterior al partido: «Buscaba fijar a Oleatxtea para que saltara con Izan. A Maras le costaba más defender de atrás hacia delante».
El problema fue que Lobete, en lugar de esperar abierto en banda y atacar el espacio una vez generado, lo ocupaba de inicio, facilitando su marcaje. Además, la altura de Izan no le benefició, y el equipo llegó a juntar varios jugadores en la misma zona, dificultando la circulación. Esto generó un segundo problema: la posición tan avanzada de Víctor, además de restar una opción en la salida de balón, también dejaba al equipo con un hombre menos para recuperar en caso de pérdida. El hecho de que el empate no fuese un mal resultado se notó, la salida de balón se volvió previsible y plana, con un enfoque más conservador para minimizar riesgos. Esto provocó muchas pérdidas y contraataques del rival.
Los cambios ganaron el partido. La entrada de Manu Molina por Izan Merino y de Dioni por Lobete le cambió la cara al equipo. Larrubia fue desplazado a banda, dejando a Dioni en una posición intermedia entre la mediapunta y el segundo delantero. El «10» estuvo perdido por dentro, pero fue determinante cuando cayó a banda, mostrándose agresivo con el balón y encarando al lateral en el uno contra uno cada vez que lo recibía. Así llegó el primer gol.
Por su parte, Manu Molina se convirtió en el capitán general tras su ingreso al campo. En una posición más cercana a la de Luismi que Izan, el «12» aportó criterio con el balón y supo manejar los tiempos ante un Sporting más replegado tras adelantarse en el marcador. Su capacidad para generar juego fue clave para que el Málaga no se atascara, y su facilidad para mover el balón de una banda a otra resultó crucial, como quedó reflejado en el primer gol malaguista. Registró 39 intervenciones en apenas media hora, a las que se suman 2 pases clave, 3/4 duelos ganados y 2 faltas recibidas. Un partido muy completo, justo después de conocerse la noticia de que su renovación como malaguista no ocurrirá.
Lo de Chupete. 2 golazos. 2 goles como dos soles. El primero, el que seguramente será el mejor de la temporada en clave malaguista. Un gol que se sale de todo análisis táctico y que demuestra la facilidad que tiene Chupete para encontrar la portería. El segundo, de delantero con olfato. Aprovecha el arrastre de Dioni, que saca de zona a uno de los centrales. Rápidamente, pica al espacio tras marcar el pase a Víctor con la mano. Como ratón de área, usa el cuerpo para deshacerse de su marca y conseguir la posición de ventaja, para terminar definiendo como si lo hubiese hecho ya mil veces.
Pero el partido de Chupete fue más allá, acertado en los regates (2/3), aportando un pase clave y completando su mejor partido fuera del área. Hasta 54 intervenciones registra el canterano cordobés en un partido en el que pisó todas las zonas del campo para ayudar y dar apoyo a sus compañeros.
La Rosaleda: jugador Nº 12. Las cifras del equipo de Pellicer como local son alentadoras. 10 victorias, 6 empates y 4 derrotas. 36 puntos. Si la clasificación se hiciera solo con los partidos como local, el Málaga sería el noveno clasificado a 2 puntos del playoff, algo que suena utópico viendo la actual situación en la tabla. El equipo blanquiazul ha anotado 20 goles y ha encajado solo 14 goles en su estadio, lo que le convierte en el equipo de toda LaLiga Hypermotion que menos tantos ha recibido en su feudo. Además, en las tres últimas victorias los cuatro goles marcados a favor malaguista se han anotado en la portería del fondo sur, donde se ubica el pulmón de La Rosaleda. No puede ser casualidad.
La temporada se acerca a su fin, pero la faceta táctica no se detiene. Sergio Pellicer sigue sorprendiendo, aportando nuevos matices técnico-tácticos a su equipo y demostrando que quienes lo consideran un entrenador limitado están equivocados. La victoria frente al Sporting, al igual que la salvación del Málaga, tiene un alto porcentaje de mérito en la cabeza de Sergio Pellicer.
Manu Molina no continúa?
Eso digo yo. ¿Cuándo lo han confirmado?
Manu Molina ha dado muchísimo más que ha quitado, goles en pp incluidos