LOS MILLONES SE NOTAN

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El Málaga perdió en Villarreal. Pero no perdió por un partido excelso de los de Castellón, ni por un dominio absoluto de los hombres de Marcelino García Toral. Se notó la diferencia de calidad, un abismo entre los malaguistas y los amarillos. Una diferencia que quedó más que clara en el centro del campo donde el recital de Manu Trigueros y Bruno fue incontestable. El partido de Tissone fue para llorar, pérdidas de balón por doquie, fallos en ciertas jugadas cuyo nivel de exigencia no era muy alto, y una participación ofensiva que se cerró con un buen disparo en los primeros compases de partido y otro que se marchó camino de Peníscola.

 

El cierto que el ítalo argentino no tuvo su día, no es novedad, pero no fue el único culpable de la derrota. Javi Gracia no quiso confiar en lo que venía funcionando y su miedo a perder el partido en el centro del campo le llevó a alinear a cuatro centrocampistas para que estos intentaran robar el balón a los Denis Suárez, Dos Santos y compañía. La idea no funcionó y el Málaga se vio condenado a correr detrás del balón, algo que mató sobre el césped a la calidad de Juanpi y Pablo Fornals.

 

Los millones también se notan. La plantilla del Villarreal está diseñada para llegar a Champions y eso se nota. Castillejo, Bakambu eran los suplentes de lujo. Mientras que el equipo ni notó las ausencias de Eric Bailly, Samu García o Adrián López. Jugadores que serían titulares, sin dudarlo, en el equipo de Martiricos. El dinero es quien manda en el fútbol y ahora mismo el Málaga no puede competir. El partido se decidió por la calidad, la que tienen los de Castellón y la que te da el poder quitarle dos estrellas a tu rival con la facilidad con la que se le puede quitar un caramelo a un niño. Ay…el dinero.