Las cuentas estaban claras. Si el Unicaja quería acabar la fase de grupos como líder, tenía que vencer al ya eliminado Ratiopharm Ulm. Pero ese primer puesto venía con trampa. Los cruces para el Top16, con Lokomotiv Kuban y Partizán esperando, eran un regalo envenenado. Y aunque los de Casimiro, que nadie sospeche, no especularon,…