EL ALMA DE RECIO NO FUE SUFICIENTE PARA EVITAR EL ABISMO

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Como se suele decir, "a perro flaco todo son pulgas", y eso con exactitud es lo que le ocurrió al Málaga CF en esta jornada. Desde la llegada de José González, los blanquiazules jugaron su mejor partido pero, una vez más, fueron incapaces de rematarlo. Es cierto que en esta ocasión el árbitro fue el eslabón fundamental de la cadena de despropósitos para los costasoleños, anulando el segundo gol local a Diego González por presunta falta de En-Nesyri al defensor.

 

Puede discutirse la acción arbitral, aunque sólo es posible hacerlo desde el desconocimiento de la actual temporada, repleta de ayudas arbitrales para los valencianistas. El técnico gaditano logró que su equipo fuese mejor que los del Turia pese a que estos forzaron alguna que otra contra peligrosa para los dominios de Roberto Jiménez.

 

Los malaguistas maniataron a los visitantes pero, salvo el gol de Ideye, ese control del envite no sirvió para sentenciar el partido. Los erráticos cambios de José González facilitaron la vuelta del encuentro para los de Marcelino, que se llevaron una inmerecida victoria.

 

El fútbol castiga a quienes planifican mal la temporada y a aquellos dirigentes que se inmiscuyen en el trabajo de los profesionales. Arnau fue un mal director deportivo y Míchel soportó con dignidad todos los desmanes del propietario Abdullah Bin Nasser Al-Thani. Y González lleva dos puntos de quince posibles. Así es imposible lograr la permanencia.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.