El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta un recorrido por casi cuarenta años de la obra de Miquel Navarro

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El título de la exposición Miquel Navarro. Dominio y sueño hace referencia a dos conceptos constantes en la creación del artista. Uno es el poder, el dominium y el otro concepto es el elemento fantástico o surrealista, que es el sueño, la línea entre la realidad y la imaginación, entre lo vivido y lo imaginado, el deseo de recrear otras realidades, tal y como explica Lola Durán en el texto del catálogo de la exposición.
 
Miquel Navarro es considerado uno de los escultores más destacados de la generación que se dio conocer en los años setenta, desarrollando los nuevos preceptos de la escultura. Entre sus muchos referentes podemos citar el constructivismo, Julio González, Brancusi  o De Chirico y sus ámbitos de investigación abarcan la escultura, pintura, dibujo, fotografía, vídeo y la escultura monumental en espacios públicos. Su trabajo está ligado a su biografía y a sus recuerdos de infancia.
 
El trabajo de Miquel Navarro destaca por su particular estilo en el que mezcla arquitectura y escultura, siendo la ciudad uno de los temas fundamentales de su creación. En sus ciudades, refleja su experiencia con el paisaje de Mislata, su pueblo natal, donde continúa viviendo y trabajando, en el que predominan tierras de cultivo y pequeños núcleos industriales que han ido transformándose con el paso del tiempo.
 
La exposición Miquel Navarro. Dominio y sueño gira en torno a uno de los temas fundamentales en la creación del artista como son las ciudades. Algunas de las que se pueden ver en la muestra son Ciudad 84-85 (1984-1985); Ciudad roja (1994-1995); Entre muros (2000); Monumentos y multitud(2014) o Marjal (2017-2018).
 
En su proceso creativo los materiales cobran mucha importancia, Navarro comenzó a crear sus ciudades en los inicios de los años 70, la primera de ellas fue Ciudad 73-74 realizada exclusivamente en arcilla, material que remite a los orígenes de la humanidad, a la tierra.
 
Posteriormente, en sus instalaciones escultóricas introduce metales como el zinc, hierro y aluminio, que acercan a la modernidad y a la sociedad industrial.
 
Las ciudades de Navarro están compuestas por diversos elementos que se colocan sobre el suelo de la sala expositiva donde destacan casas, edificios, plazas, torres, fábricas o murallas, entre otros conectándose unos con otros. En sus obras, la sensualidad y el erotismo cobran protagonismo a través de elementos verticales tales como torres, símbolos fálicos y tótems, que simbolizan elementos de poder y piezas verticales que asocia con lo masculino.
 
La obra Ciudad 84-85 (1984-1985) es considerada una de las más ambiciosas del artista, formada por multitud de elementos de diversos tamaños y materiales en el que destaca un área principal de metrópolis realizada en zinc con grandes rascacielos, avenidas y edificios altos que se extienden hacia la periferia y se encuentran rodeados de otros elementos regulares realizados en terracota similares a los barrios.

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